Era una mañana soleada cualquiera, en un parque cualquiera de cualquier ciudad en algún lugar del país.
Como cada mañana, Esteban, un vagabundo, andaba de lado a lado del parque sin sitio fijo, pidiendo miseras monedas a los viandantes del lugar, casi siempre sin mucho éxito.
Esa misma mañana, Esteban observó a un hombre de gabardina negra y sombrero, estaba sentado en uno de los muchos bancos que adornaban el parque, inerte, con la mirada fija hacia ninguna parte. Esteban decidió acercarse a ver si sacaba algo de dinero para emborracharse y así olvidar que era un borracho. Una vez delante del hombre, le saludó cortésmente y le pidió unas monedas. el hombre, sin responder ni una sola palabra, movió su cabeza hacia arriba y se le quedó mirando unos segundos mientras Esteban aún se encontraba con la mano extendida delante de él.
Por fin, el hombre le preguntó que si de verdad quería dinero, Esteban respondió que si, que solo quería dinero para comer, el misterioso hombre muy serio le contestó que si de verdad quería dinero tenía todo un maletín repleto para que se lo gastara en lo que quisiera, incluso podría sacarle de la miseria, pero eso sí, tambien le advirtió, que al igual que el maletín podría contener dinero tambien podía contener una bomba preparada para estallar nada más ser abierta. Esteban, que no se podia creer lo que estaba escuchando, se quedó totalmente perplejo, mientras, el hombre de negro, se levantó del banco abotonándose la gabardina, miró a Estaban , le dió un toque en el hombro y alejándose con una demoniaca sonrisa le dijo... "suerte con su decisión amigo".
Allí estaba, un viejo vagabundo y un maletín con una bomba o repleto de dinero. Abrirla sinificaba pudrirse de rico o estallar en pedazos en medio de un parque donde había vivido los últimos 15 años entre montones de cartones.
Finalmente, tras mucho divagar, Esteban decidió abrirla, ya no tenía nada que perder y si mucho que ganar, quizás tuviera suerte por una vez en la vida.
Pero Esteban murió tras abrir el maletín... Su corazón no pudo soportar ver tanto dinero junto.
MORALEJA: Da igual lo que decidas, al final acabaremos todos muertos.
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