domingo, 27 de diciembre de 2009

SIN SALIDA

Se dirigió hacia la ducha, había quedado y, por supuesto, tenía que asearse.
Estando bajo el cálido chorro de agua caliente que caía por todo su cuerpo, sintió una fuerte punzada en la parte de atrás de su cuello que pronto se desvanecería, con lo que no le hizo mucho caso, aparte de la sorpresa y extrañeza del momento.

A los pocos minutos empezó a notar como el agua, antes cálida, se empezaba a poner repentinamente fría, más que fría, helada. Intentó volver a poner el agua caliente pero, por más que lo intentara no funcionaría, además, no habia tiempo que perder, pues le estaban esperando. Rápidamente cerró el grifo, abrió la mampara de la ducha y, tras ponerse el albornoz, anduvo hacia la habitación para vestirse.


Una vez listo, se dirigió hacia la puerte para salir pero, sorprendentemente, la puerta estaba cerrada. Él no recordaba haberla cerrado por dentro, de hecho, siempre la dejaba abierta mientras él estaba dentro de su domicilio.

- 'Tal vez la cerré sin darme cuenta' - Pensó.

Así que dirigió la mano hacia su bolsillo derecho, sacó la llave y la introdujo en la cerradura. No abría, no había manera, de nuevo de derecha a izquierda, de izquierda a derecha, de derecha a izquierda otra vez más, de una forma nerviosa y atropellada, pero la puerta seguía sin poder abrirse.

Consciente de que llegaría tarde a su cita, se dirigió corriendo hacia el balcón de su casa para poder así llamar la atención de su vecino y que éste le ayudara a salir. No sería así.
Conforme se aproximaba al ventanal del balcón, la persiana de este de bajaba repentinamente sin que pudiese encontrarle una explicación.
Es entonces cuando empezó a asustarse, algo estaba pasando, tantas cosas extrañas en una misma tarde no podían ser unba casualidad.

Nervioso y atemorizado, empezó a correr por toda la casa, recorriendo una a una cada ventana de cada habitación para poder pedir auxilio desesperadamente a todo vecino que le pudiese escuchar, pero en cada ventana se repetía la misma historia, ventanas cerradas, persianas bajadas y sin la posibilidad de que pudiesen ser abiertas.

Agobiado por la situación, decidió correr hasta el teléfono para llamar a la policía y pedir ayuda, pero fue inútil, aunque el teléfono seguía conectado, no había linea.
También lo probó con su teléfono móvil, encontrándose con la misma situación.
Estaba totalmente incomunicado con el exterior, algo o alguien estaba impidiendo por todos los medios que pudiese escapar de su domicilio, pero ¿por qué?, ¿por qué iba alguien a querer encerrarle en su propia casa?, él no tenía nada que le pudiese interesar a nadie, pero ahí seguía, sin saber que hacer, sin saber como escapar de esa situación, la cual, cada vez le desesperaba más y más.

Se quedó varios segundos de pie, inmóvil, con el teléfono en la mano y la cabeza agachada, intentando tranquilizarse para, con la cabeza lúcida, intentar encontrar una solución que le pemitiera escapar. Al levantar la cabeza, tiró el teléfono sobre la mesa de la cocina y, con los ojos inyectados en sangre, como si estuviese poseido, fue corriendo hacia el armario de su habitación, del cual sacó una enorme hacha de acero. De nuevo, como alma que lleva al diablo, se dirigió hacia todas las ventanas de la casa para intentar destrozarlas con una agresividad incontenible, pero las ventanas y persianas no cedían lo más mínimo. Tambien se dirigió hacia la puerta con la misma ira, pero por más fuerte que le diera, la madera no mostraba ni el más mínimo rasguño.

Agotado, con la camisa empapada en sudor y casi sin esperanzas, bajó el hacha, para posteriormente acompañarla arrodillándose en el suelo.

Levantando ligeramente la cabeza, se dió cuenta que una luz se había encendido repentinamente a sus espaldas, era la luz del salón. Sin comprender nada de la situación, se levantó lentamente, se giró, y se dirigió hacia el salón hacha en mano, donde se encontraría con lo indescriptible.
Una figura humana completamente inerte se alzaba frente a él. Enseguida identificó aquella figura, pero no podía ser verdad.

- ¡Tú! - Exclamó en tono de sorpresa.

- Si, yo. - Le contestó la enigmática figura.

Ante la situación de no poder explicar lo inexplicable, decidió no alterarse y caminar lentamente alrededor del ente para intentar confirmar lo que sus ojos veían o creían ver.

- Pero esto es imposible, tú no puedes estar aquí - Insistió con su incredulidad.

- ¿Tanto te sorprende verme? - Le cuestionó la presencia.

- ¿¡Qué si me sorprende!?, maldita sea, ¡pero si estás muerto, yo mismo te maté!, ¿¡cómo no me va a sorprender!? - Le respondió gritando.

Sin mencionar palabra, la figura tan solo se digna a realizar una leve sonrisa y a levantar el brazo con ánimo de tocar su hombro.
Nuestro "amigo", asustado, hizo un brusco movimiento para retroceder haciendo que algo impactara contra su espalda. Al girar la cabeza se encontró con una sorpresa mayor.

- ¿¡Vosotros tambien!? - Exclamó de nuevo sobresaltado.

Antes de que se pudiese dar cuenta, se vió rodeado por las almas de todos aquellos a los que él había quitado la vida deliberadamente, por mero placer, tan solo por diversión.

Volvió a levantar su hacha violentamente para arremeter contra esas molestas visiones, pero fue inútil, el hacha atravesaba esos cuerpos sin vida como si estuviese atacando al mismísimo aire.
Todo era en balde, toda acción quedaba sin su recompensa inundando todo su ser de rabia, impotencia y tristeza. Agachó su cabeza al mismo tiempo que dejaba caer el hacha al suelo, en sus ojos se podia empezar a vislumbrar la resignación, mientras una lágrima se adueñaba de su cara, quizás la primera ver que podía sentir algo.

- ¿¡Qué hacéis aquí, que queréis de mí!? - Preguntó compungido.

- ¿De verdad quieres una respuesta? - Le cuestionó uno de los seres.

- ¡Sí, maldita sea, sí!, ¡Quiero saber que hacéis aquí, quiero saberlo todo y acabar ya con esta sinrazón!, ¡me estáis volviendo loco joder! - Exclamó desesperadamente entre gritos.

- No creo que te guste saberlo - Respondió tranquilamente una de las apariciones.

- Mirad, lo siento, de verdad que lo siento, siento todo el sufrimiento por el que os hice pasar, siento haber arrebatado vuestras vidas, siento haber sido un cabronazo pero, os prometo por lo que más quiero que, si acabáis de una vez con toda esta pesadilla, cambiaré por completo, seré una persona nueva, de verdad, os lo juro, pero dejad de torturarme de esta manera, por favor, os lo suplico, ¡dejadme salir de aquí! - Se disculpó ante sus víctimas mientras lloraba.

- Está bien, tu lo has querido, sígueme - Le dijo la primera presencia caminando lentamente hasta la puerta del salón.

Él le cogió la palabra y siguió al ente a lo largo de todo el pasillo de su casa, fueron unos segundos que parecieron años, como si alguien hubiese puesto cada uno de los pasos a cámara lenta, la angustia era cada vez mayor, la tensión, insostenible.

Por fin llegaron hasta la puerta del cuarto de baño que se encontraba entreabierta, la luz estaba encendida en su interior y podía escucharse nítidamente el agua de la ducha golpeando contra el suelo mientras el vaho se escapaba entre la obertura de la puerta.

- Adelante - Le invitó la presencia mientras señalaba el lavabo con la mano.

Trás mirar a la aparición a la cara, giró lentamente la cabeza. Su corazón a mil por hora, puso su mano derecha sobre la puerta y la empujó despacio hasta abrirla por completo. En ese mismo instante, un largo escalofrío recorrió todo su cuerpo, no se podía creer, una vez más, lo que sus ojos estaban viendo.

- ¡¡No puede ser!!, ¡¡ese no soy yo, ese no soy yo...!! - Repetía gritando una y otra vez.

Ahí se encontraba su cadáver, tumbado en la ducha mientras el agua caliente seguía cayendo sobre su cuerpo frío y sin vida. Con lágrimas en los ojos, mientras tocada con los dedos su propia tez blanquecina, seguí sin asimilar que ese cuerpo pudiese ser el suyo pero, de repente, todas las piezas encajaban en su cabeza, como si hubiese encontrado la última pieza de un gran y macabro puzzle. El pinchazo en el cuello, el agua helada, su incomunicación con el exterior y, por supuesto, las apariciones.

Definitivamente, se acababa de dar cuenta, tendría que pasar el resto de la eternidad en su propio infierno, rodeado, literalmente, de todos sus peores fantasmas, fantasmas con sed de venganza.

No hay comentarios: