lunes, 19 de mayo de 2008

LA NOCHE QUE CENÉ CON LA MUERTE

Y ahí estaba yo
frente a él
sentados cada uno
a un extremo distinto de la mesa.

Era una cena importante
tal vez la más importante de mi vida
y estábamos vestidos para la ocasión
tanto yo, como ese hombre
con su traje impecable
y su cara angelical
que nada hacia presagiar
lo que estaba apunto de acontecer

Ahí estaba
frente a mí
con su mirada clavada en mis pupilas
dilatadas ya
por las incontables botellas de vino
con su mano fina y blanca
aguantando una copa del mas fino cristal
llena hasta el borde de un tinto rosado
que resucitaría al mismísimo Jesucristo.
pegó un sorbo pequeño
sutil, pero lo suficiente como para beber
como para sentir el calor del alcohol

Empezamos por el primer plato
yo con un filete poco hecho
me gusta saborear la carne jugosa
él con un filete muy hecho
que ocupaba todo el plato.
comíamos y comíamos
trozo a trozo
esos grandes filetes
y entre trozo y trozo levantaba la vista
no nos decíamos nada
pero no hacia falta
ni palabras, ni gestos
que pudieran traducirse en palabras
simplemente miradas
que decían
lo que los dos ya sabíamos

Terminamos con el primero
y a la espera del segundo plato
consumimos otras copas de vino
esta vez blanco, para variar
Mi mareo era ya casi evidente
sin embargo él seguía inerte
mirándome
como apreciando cada momento
de mis últimos minutos.

Por fin llegó el tan esperado segundo plato
una variedad de exquisiteces del mundo
tal vez las últimas que vaya a probar
pero ya resignado a mi destino
cogí el tenedor
un tenedor de plata
brillante como el sol de un amanecer
pinché ese trozo de naranja
bañada en chocolate
y me la introduje en la boca
no me entraba tan bien como ese vino
pero estaba delicioso
y ya podía aprovechar cada segundo
de cada bocado
pues era lo último que iba a saborear
antes de saborear el infierno
¿olerá a barbacoa?
Me pregunté en una de mis estúpidas reflexiones
Pero bueno, no tardé en desalojar
esa estúpida pregunta de mi cabeza

él me seguía mirando
pero había cambiado su expresión
como si intentara adentrarse en mi mente
para lograr saber que estaba pensando
o tal vez ya lo sabía
y se preguntaba
si no habría sido una pérdida de tiempo
el venir a por alguien el cual él creía especial
no, no creo
pero la verdad
tampoco me importaba un carajo
ya estaba aquí, y no se iba a ir sin mi

terminé el segundo plato
casi al mismo tiempo que él
así que nos pusimos a esperar el postre
cuando empezaba a sentir algo dentro de mi
si, empezaba a estar nervioso
y porque no, a tener miedo
estaba apunto de descubrir
lo que la humanidad entera
se ha preguntado durante milenios
y llamadme cobarde, pero queráis o no
eso te infunde respeto
un respeto fácilmente
confundible con el miedo

por fin llegó el postre
ese montón de helado
cubierto por una espesa
capa de chocolate fundido
helados de mil sabores diferentes
casi como una metáfora
de lo que había sido mi vida
una explosión de sabores y sinsabores
cubierta por una espesa capa de mierda
malditas ironías
eran estúpidas
pero me ayudaban a sobrellevar la realidad

empezamos a comer ese montón de calorías
mi acompañante parecía estar disfrutando
yo también disfrutaría
si no supiese que estoy condenado
¡pero que coño! Disfrutaré del helado
y entonces empecé a comérmelo mas lentamente
tan lentamente que me diera tiempo a olerlo
antes de metérmelo en la boca
para saborearlo tan despacio
que casi me empalague su dulce sabor
creo que no abrí los ojos hasta que me lo acabé
¡dios que bien sabia!
al abrir los ojos lo primero que vi fue su mirada
más intensa, más brillante
clavándose en lo mas profundo de mi alma
casi tanto que podía sentir
el dolor de su mirada

por primera vez en toda la noche
lo vi sonreír
una sonrisa que lentamente
se habría paso hacia su mejilla
casi invadiendo todo su angelical y engañoso rostro
pero en vez de asustarme
no se muy bien porque
ayudó a tranquilizarme
ayudó a sentirme en paz
esa sonrisa era como el vino
solo que no notaba su calor
y vi que era mi oportunidad
la oportunidad de beberme mi última copa
así que descorche la mejor botella de la casa
un reserva de hace casi 60 años
y más caro que toda mi vida

era mi último homenaje
mi último instante
traducido en una copa llena de vino hasta el borde
levanté la copa con mi brazo derecho
brindando sin brindar
hablando sin hablar
y me la llevé a la boca

se que parece extraño
pero notaba cada gota
de esa copa de vino
bajando por mi garganta
notando su calor
ese calor que tantos días
me habían ayudado
a soportar mi propia existencia

al bajar la última gota
dejé suavemente la copa sobre la mesa
mientras mis ojos se iban cerrando
para no volverse a abrir jamás
tan lentamente
que me dio tiempo
a observar como su rostro
se iva convirtiendo
en una luz tan luminosa
que casi me cegó
antes de morir.

lunes, 5 de mayo de 2008

ATRAPADO

Copas brindando
gente gritando
una orquesta tocando
yo en medio de la pista
un solitario abandonado
por la sociedad ignorado
por tu mente maltratado
ciento ochenta grados giro
y solo me veo atado
por cadenas sujetado
con el corazón desgarrado
y a los infiernos desterrado
como enterrado
hasta el cuello ahogado

Asfixiándome, en miles de risas
corriendo, llevado por las prisas
nunca me ves y siempre me pisas
con el corazón hecho trizas
harto de las hipócritas sonrisas

Desgracia la mía
la que me fui a encontrar
en esta prisión
en la que se me fue a encarcelar
quiero dormir
y volver a despertar
quiero dormir
y volver a soñar
quiero que conmigo

Vuelvan a contar
y encontrar
un mundo nuevo

que se me pueda mostrar.