Copas brindando
gente gritando
una orquesta tocando
yo en medio de la pista
un solitario abandonado
por la sociedad ignorado
por tu mente maltratado
ciento ochenta grados giro
y solo me veo atado
por cadenas sujetado
con el corazón desgarrado
y a los infiernos desterrado
como enterrado
hasta el cuello ahogado
Asfixiándome, en miles de risas
corriendo, llevado por las prisas
nunca me ves y siempre me pisas
con el corazón hecho trizas
harto de las hipócritas sonrisas
Desgracia la mía
la que me fui a encontrar
en esta prisión
en la que se me fue a encarcelar
quiero dormir
y volver a despertar
quiero dormir
y volver a soñar
quiero que conmigo
Vuelvan a contar
y encontrar
un mundo nuevo
que se me pueda mostrar.
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